sábado, abril 28, 2007

Lo que el tiempo debería borrar

Las guerras dividen. Eso no hay duda. Pero a veces continúan dividiendo décadas o siglos más adelante, en casos en los que todo aquello ya no existe.

Malvinas es un caso, lamentablemente. No es raro encontrar argentinos que odien a los chilenos porque "ellos ayudaron a los ingleses". ¿Todos y cada uno de los chilenos ayudaron a los ingleses? ¿Acaso ellos fueron a pelear a Malvinas? ¿O fue que una camarilla militar, responsable de un sangriento golpe de estado y una dictadura devastadora, se pusieron de ese lado porque les convenía?

Mientras los chilenos tendrían que ser considerados amigos y hermanos latinoamericanos, vecinos de toda la vida, son vistos como traidores por estos sujetos que lamentablemente viven en mi país. Todo porque esa dictadura decidió ayudar a los ingleses.

Y los ingleses no están a la saga... yo no deseo ni desearé nunca que mi país entre en guerra, pero de tener que hacerlo, no puedo imaginar a mejores adversarios. En muchos conflictos han dado muestras de profesionalismo, audacia e ingenio, y nunca han dejado de enviar incluso a sus propios príncipes y nobles a luchar. El Príncipe Andrés fue a Malvinas como piloto de helicópteros, y ahora el príncipe Harry va a Irak. Ese es un pueblo que comprende qué es la guerra, y no irá a ella enviando solamente a la "carne de cañón" de siempre. Comparémoslo con EEUU y el presidente que tienen ahora...

Argentina piensa, lamentablemente, a todos los ingleses como piratas que llevan la piratería en la sangre. Si eso no es racismo, ¿qué es racismo? El Imperio Británico puede haber sido bueno o malo, pero ya no existe. ¿Vamos a seguir odiándolos porque en 1806 trataron de invadirnos?

Y tampoco vale odiarlos por Malvinas. Claro que puede haber habido casos de torturas, que se han mencionado, y de eso ninguna guerra está exenta (aunque deberían estarlo). Pero son hechos episódicos, no generalizados. Y ellos defendieron su posición de la mejor manera posible, al igual que nosotros. Como caballeros que suelen ser sus soldados, y nosotros, para su sorpresa y agrado, no estuvimos tan alejados, porque también nuestros soldados demostraron su valor y capacidad, incluso con entrenamiento deficiente.

De manera que ya no hay motivos para odiar. Ya bastante nos dividen las cosas del presente, como para que nos dividan las cosas del pasado. Pienso siempre en cómo se ha formado una Unión Europea en el mismo siglo de dos Guerras Mundiales que devastaron Europa, sembrando todo tipo de rencores y rencillas que luego se esfumaron.

Espero que esto también lo borre el tiempo, y el día de mañana la mayoría de Argentina pueda olvidar un odio injustificado.

No hay comentarios.: