viernes, septiembre 25, 2009

Un general escurridizo

En 1940, el Alto Mando francés se encontraba en una situación altamente caótica. Los efectivos alemanes habían invadido gran parte del país y las retiradas se sucedían constantemente. Entre el cúmulo de órdenes y contraórdenes que se dictaban desde París, a veces muy lejos del lugar del conflicto, una en especial le ordenaba al general Henri Giraud, comandante del 7º ejército francés, que se hiciera cargo del comando del 9º ejército. Giraud partió con su Estado Mayor hacia la frontera franco-belga, en donde está luchando su nueva unidad.

Luego de dos horas de marcha, llegaron a la sede del comando; el general Giraud descendió de su vehículo y caminó unos pasos. No pudo creer lo que vió: frente a él, soldados alemanes hacían el saludo militar. Un oficial se adelantó, entrechocó los talones y saludó. Sin abandonar su posición de firme, le dijo:

-¡Es usted nuestro prisionero, señor general!

Con gran asombro, Giraud entró en la sede del comando. El oficial alemán le informó:

-Han tenido mala suerte. El anterior comando del 9º ejército abandonó la región hace media hora. Quince minutos después llegamos nosotros. Hubiera sido una falta de consideración no esperarlos...

Giraud se convirtió así, sin saberlo, en el primer general en ser capturado en ambas guerras mundiales. Sin embargo, dos años más tarde, el general se escapaba de sus captores, al igual que había hecho en la Gran Guerra, y pudo volver con los aliados para encabezar operaciones militares contra el Eje.

martes, septiembre 22, 2009

Secreto recursivo

A veces las ansias de mantener un avance tecnológico fuera del alcance del oído enemigo es algo exagerado, y en la Segunda Guerra Mundial los ejemplos abundaron de uno y otro lado. El caso del radar es uno de los más curiosos, como comentó en su momento el encargado de una estación inglesa:

"La bateria antiaérea que mandé en los primeros días de la 2ª guerra Mundial estaba equipada con radar, que entonces estaba en su infancia y clasificado como alto secreto. Efectivamente, era asunto tan reservado que en la conversación nos estaba prohibido referirnos al radar por su nombre. En plena Batalla de Inglaterra, un enlace motorista fue a buscarme para darme un paquete marcado "Alto Secreto". Entré en mi oficina para leer el vital despacho en privado. Tuve que romper no menos de 5 sobres hasta llegar por fin a una hoja pequeña de papel que decía: "Alto Secreto: la palabra radar ya no es secreta".

domingo, septiembre 20, 2009

Problemas de alojamiento

Durante la guerra en Francia, los pilotos de cazas alemanes tenían problemas para encontrar buenos aeródromos de los cuales despegar. El avance de las divisiones de tierra era tan rápido, que después de pocos días de llegar a un lugar, tenían ya que empezar a buscar de nuevo otra pista de aterrizaje, porque de otra manera se quedaban cortos con el alcance de la "sombrilla aérea".

Así se sucedieron muchas curiosas anécdotas. Por ejemplo, un piloto del JG2, con órdenes de buscar una pista para su escuadrón, reclamó un buen lugar cerca de Charleville, pero otros pilotos del JG27 llegaron antes y se lo "robaron". Entonces, pasó a la población cercana de Signy-Le-Petit: allí había un excelente lugar, pero estaba el inconveniente de que había muchos soldados franceses en los bosques cercanos. Pero el piloto no se dejó vencer: eligió a 10 hombres, les dio armas y se fue como infantería a peinar la zona. Capturó a un Jefe de Ejército francés, tres generales de división y 200 soldados coloniales. Pero todavía tenía trabajo para hacer; previendo la llegada posible de más tropas enemigas, revisaron los restos de los aviones Potez que había abandonados en la pista, les retiraron sus ametralladoras y las usaron para armar un perímetro de defensa en la parte superior de una granja cercana. En el piso de abajo, estaba el mejor disfraz para una posición: había un bar y un burdel, que funcionaba normalmente incluso en esas condiciones.

El otro extremo lo experimentaron los pilotos del I.(J)/LG2, quienes tuvieron que quedarse en un convento de monjas durante buena parte de la campaña.

Mientras tanto, irónicamente, los pilotos que habían "usurpado" al otro piloto la pista de Charleville, eligieron muy mal. El sitio estaba dentro del alcance de la artillería francesa, quien los castigaba sorpresivamente. El suministro de materiales se hizo difícil, porque los aviones podían ser derribados si tenían mala suerte. Como comenzó a escasear el combustible, tuvieron que empezar a "requisar", al parecer sin orden superior, el combustible sobrante de todos los aviones que aterrizaban allí. Simplemente le sacaban todo lo que no necesitaban para llegar a la siguiente pista. Este tratamiento fue inmisericorde, porque incluso lo hicieron con un Ju-52 que pertenecía a la unidad personal de transporte de Hitler.

Las situaciones eran a veces desesperadas. Algunos cazas terminaban aterrizando de emergencia en aeródromos abandonados, entre pilas de chatarra y cráteres de bombas. A veces las tropas francesas seguían hostigando a los aeropuertos improvisados. La falta de comunicación con los aviones también traía problemas. En un aeródromo improvisado, le dieron la bienvenida a un Bf-109 con una multitud de bengalas rojas. El piloto se aproximó, vio una serie de banderines rojos sobre una zona despejada, y los usó como referencia, aterrizando en la ruta que marcaban. Cuando aterrizó, recibió (seguramente con terror) la noticia de que la ruta de banderines no era la pista de aterrizaje, sino una advertencia, ya que en ese lugar habían caido varias bombas que no habían estallado.

jueves, septiembre 17, 2009

Información confidencial

A principios de la Segunda Guerra Mundial, unas de las principales tareas de la RAF era la de lanzar octavillas de propaganda sobre Alemania, que instaban al pueblo a derrocar el régimen nazi de Hitler y rendirse a los Aliados. Pero curiosamente, cuando un sencillo ciudadano británico pidió ver una de las octavillas, le dijeron que no era posible por razones de seguridad, "pues la información alli contenida podría caer en manos del enemigo".

miércoles, septiembre 16, 2009

A la caza de personajes peligrosos

A mediados de 1940, confiado en poder conquistar Inglaterra como lo había hecho con gran parte de Europa, el gobierno alemán ordenó que la Gestapo comenzara a crear listas de detenidos luego de la invasión. Curiosamente, en estas listas aparece el nombre de Sigmund Freud, detallando su domicilio en Londres y su condición de judío. Sin embargo, el padre de la psicología había muerto el 23 de setiembre de 1939.

Otro que aparecía en las listas era Winston Spencer Churchill, a la sazón Primer Ministro Británico, aunque su captura hubiera sido un poco más complicada.

lunes, septiembre 14, 2009

Derribados por sus propias bombas

En los primeros años de la guerra, Inglaterra estaba pésimamente preparada para enfrentar la amenaza submarina desde el aire. La mayoría de los recursos para aviones iban para la RAF, en lugar de para la Royal Navy, que disponía de aparatos bastante primitivos para enfrentarse a los alemanes. Los aviones no tenían más que pequeñas bombas para auyentar a los submarinos, y para colmo no tenían el equipo para apuntarlas, de manera que tenían que lanzarla a ojo desde corta distancia.

El 14 de septiembre de 1939 lo que podría haber sido uno de los primeros hundimientos de submarinos alemanes fue todo lo contrario... Dos bombaderos en picado del portaaviones Ark Royal divisaron a un buque enemigo, lanzándose en su persecusión. Habiendo bajado en picada tanto como se atrevieron, lanzaron sus bombas y se alejaron. Lamentablemente para ellos, tuvieron tan mala suerte que éstas rebotaron sobre el océano en su misma dirección. Los detonadores se habían activado por el impacto, de manera que cuando tocaron a los aviones estallaron, dañando la metralla a los aviones e hiriendo a los pilotos. Al caer sobre el océano, fueron capturados por el personal del submarino y hechos prisioneros.

Aunque el problema del rebote continuó hasta que los ingleses no diseñaron una bomba diferente, parece ser que éste fue el único caso de auto-ataque involuntario.

sábado, septiembre 12, 2009

Tranquilidad subterránea

Durante el año de 1944 las tropas alemanas en Italia defendieron la denominada Línea Gustav con obras de ingeniería de enorme envergadura. Expertos en defensa en profundidad, construyeron túneles por debajo de las montañas, fuertes en cada loma, campos minados, alambradas y trampas antitanque. Los túneles eran verdaderas fortalezas en donde se acumulaban provisiones, medicamentos y municiones; estaban reforzados con vigas de acero y durmientes de vías de ferrocarril. A pesar de los enormes ataques de la artillería aliada, nunca pudieron ser destruidos.

Según palabras del mismo general Clark, "más tarde supimos que durante uno de nuestros ataques de bombardeo y artillería más intensos (un ataque en el que arrojamos todo el peso que nuestras fuerzas pudieron reunir contra una zona objetivo relativamente pequeña) en un depósito subterráneo de la montaña un grupo de oficiales alemanes jugaba a las cartas. No se levantaron de la mesa durante todo el transcurso del ataque; nuestro mayor esfuerzo ni siquiera logró desbaratar ese partido de cartas."

jueves, septiembre 10, 2009

Ayudando al enemigo de mi amigo

Hasta 1938, Alemania tuvo una misión militar en China, adiestrando los soldados del general nacionalista Chiang Kai-shek. Desde 1928, estas tropas estuvieron enseñando a los chinos el arte de la guerra, incluso suministrándoles indumentaria como cascos y artillería.

Lo curioso es que existía una extraña relación entre todos los actores. China estaba pasando por una guerra civil, ya que el gobierno nacionalista estaba luchando contra los comunistas (esta fue, posiblemente, la razón por la cual Alemania continuó ayudando a este país al llegar Hitler al poder). Por otra parte, China y Japón entraron en guerra a mediados de 1937.

En 1938, bajo la presión diplomática de Japón, Alemania aceptó dejar de adiestrar a los chinos. En 1940, Japón se integraría al eje Roma-Berlín. Sin embargo, el daño ya estaba hecho, y lo enseñado a los chinos ayudó grandemente a resistir al invasor.

lunes, septiembre 07, 2009

El secreto del combustible artificial

Muchas personas no saben que gran parte del combustible y lubricantes utilizados por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial eran artificiales.

País netamente importador de petróleo, Alemania siempre tuvo como desafío satisfacer sus necesidades energéticas. Después de la Primera Guerra Mundial, momento en el cual se hizo evidente la necesidad de contar con combustible para aviones, camiones, tanques, etc. (pues el motor de combustión alcanzó su mayoría de edad y se impuso en este conflicto), diferentes iniciativas confluyeron en la búsqueda de una solución.

Dos de ellas fueron las más utilizadas, ambas utilizando carbón, que era relativamente fácil de conseguir por motivos geográficos:
  • la hidrogenación del carbón, convirtiendo el mineral en un líquido. Esto se logra agregando una serie de aceites pesados y catalizadores al carbón, y mezclándolos a temperaturas por encima de los 400º, en usinas fabricadas a tal fin. El proceso da como resultado un compuesto líquido que tiene dos átomos más de hidrógeno. Este proceso se denomina proceso de Bergius, por un químico alemán que lo descubrió en 1913, y luego ganó el premio Nobel de Química en 1931 (compartido).
  • la licuefacción del carbón, por un proceso denominado Fischer-Tropsch, por dos químicos alemanes que lo investigaron en la década de 1920. Este complicado proceso químico implica convertir en gas al carbón (también se puede usar madera, como fue el caso alemán, para cuyo fin se usaron tanques en desuso). Luego este gas sintético (mezcla balanceada de hidrógeno y monóxido de carbono) se combina con una serie de catalizadores (generalmente hierro o cobalto), y por una serie de procesos físicoquímicos esta mezcla se convierte en un hidrocarburo ligero (etanol), el cual es procesado una y otra vez, hasta hacerlo más pesado y convertirlo en gasolina o incluso en diesel.
Por años, aunque la Alemania Nazi se esforzó por apoderarse de los campos petrolíferos soviéticos y de otros países de Europa del Este, no logró grandes resultados en ese campo. Irónicamente, nunca apuntó sus armas al Medio Oriente, porque allí no se conocían todavía la existencia de grandes masas de petróleo y gas natural. Durante los crudos años de la Segunda Guerra Mundial, las fábricas de combustible artificial permitieron que incontables aviones, tanques, camiones y otros vehículos se mantuvieran en movimiento, incluso cuando Alemania no tenía grandes proveedores regulares de petróleo. Hacia el final de la guerra, sin embargo, esto no fue suficiente, y la falta de combustible causó no pocos problemas.

Luego de la caída de Alemania, estos procesos industriales fueron casi totalmente olvidados, debido al descubrimiento de grandes campos petrolíferos como los ya mencionados en Medio Oriente, y el aprovechamiento de otras fuentes asociadas, principalmente el gas natural, que resultaba mucho más barato.

Sin embargo, ahora estos procesos son vistos como una alternativa renovable a la prevista escasez y desaparición del petróleo. Uno de los principales problemas técnicos es la relativamente grande (dependiendo del proceso) emisión de dióxido de carbono a la atmósfera. Algunas empresas están trabajando para neutralizar al menos en parte esta situación, tratando también de simplificar los procesos y abaratar sus costos. Esto hace que no sea descabellado pensar que el día de mañana nuestros vehículos se muevan, totalmente o en parte, con un combustible creado por una tecnología que tiene casi cien años de antigüedad.

viernes, septiembre 04, 2009

Primeros derribos

Apenas comenzada la invasión de Polonia, la gran cantidad de actividad aérea proporcionó muchas oportunidades de derribo a ambos bandos. Los tres primeros se produjeron en contados minutos.

Irónicamente, los alemanes anotaron su primera victoria aérea a cargo de un bombardero en picada Stuka. Al regresar de una temprana misión de bombardeo, aparatos del I./StG2 sobrevolaron sin darse cuenta un aeródromo polaco secreto, en el cual se habían dispersado parte de los aparatos de este origen. El líder de la formación en tierra, al escuchar los motores, hizo despegar a sus pilotos para iniciar una persecusión. Al poco tiempo, sin embargo, el capitán Mieczyslaw Medwecki era derribado por un Stuka que se posicionó detrás suyo, explotando su PZL P.11 y muriendo en el acto. El responsable de este derribo fue el teniente Frank Neubert, que pilotaba uno de los Stukas de la formación.

Un compañero del capitán
Medwecki sobrevivió al ataque, y se retiró buscando otras presas, más arriba. El teniente Wladek Gyns se encontró así con dos bombarderos bimotores Dornier Do 17E, que volvían de atacar Cracovia. Aparentemente estos no estaban debidamente escoltados y posiblemente sus tripulaciones estaban distraídas, pensando que no habría resistencia polaca y su misión había terminado. Gyns ametralló a ambos, pero los perdió de vista cuando se ocultaron detrás de una colina, y no pudo apreciar si les había hecho daño. Poco tiempo después, ambos aparatos se estrellaban apenas separados por 100 metros, indicando el primer derribo doble de los polacos.

Por varios días más, este tipo de enfrentamientos a pequeña escala continuaría, hasta que Inglaterra y Francia se unieron tímidamente al conflicto. Entonces se dieron nuevas oportunidades para anotar las primeras victorias de otros pilotos.

El 4 de septiembre de 1939, una formación de Me-109 basados en el Mar Báltico interceptó a dos bombarderos ingleses Wellington. Dos pilotos derribaron uno cada uno, aproximadamente a mismo tiempo (18:15 horas). Al regresar a tierra, se le concedió el honor de entrar en la historia al sargento Alfred Held, como el primer alemán en derribar un avión inglés en ese conflicto. El otro piloto, sargento Hans Troitzsch, fue relegado a ser el segundo. Held, sin embargo, moriría el 17 del mismo mes, víctima de un accidente, logrando entrar en la historia de la Luftwaffe con un sólo derribo.

Terminada la guerra, el superior de ambos en esa época, comandante Carl Schumacher, declaró que siempre había creído que era Troitzsch, y no Held, el que debería haber tenido los honores.

miércoles, septiembre 02, 2009

El Stuka Lied, por Casus Belli

Este año se cumplen 70 años del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Como ya habrán visto, he podido dedicar mi tiempo a actualizar y añadir artículos sobre diferente armamento de la época, tratando de equilibrar lo menos conocido y lo más conocido.

En conmemoración de esta fecha, 1º de septiembre, y gracias a que ahora tengo los medios necesarios, me di el gusto de cumplir un pequeño sueño y traerles un nuevo video, acerca del avión que inició el conflicto, lanzando las primeras bombas y derribando los primeros aviones enemigos: el Ju-87 Stuka. Con el video está el himno que se creó para este avión y sus pilotos, traducido lo más exactamente que pude. Espero que lo disfruten. Lamentablemente, no sé si podré seguir actualizando el sitio durante el resto del año, o si podré escribir todo lo que tenía en mente, pero creo que pude hacer un trabajo bastante bueno teniendo en cuenta todo lo que pasó, bueno y malo.


Stuka Lied (subtitulado) por Casus Belli from Gastón Flores on Vimeo.

martes, septiembre 01, 2009

El inicio de la Segunda Guerra Mundial

El comienzo de la Segunda Guerra Mundial estaba fechado para el 26 de agosto de 1939. Por supuesto que Adolf Hitler, el mayor responsable, no sabía que la invasión alemana de Polonia iba a desatar una guerra mundial, aunque tal vez lo intuía. De todas maneras, el verdadero comienzo de este evento tan destructivo estuvo rodeado de muchas extrañas situaciones que marcan varios inicios falsos del conflicto.

Hacia principios de 1939 Alemania había abandonado el tratado de no agresión con Polonia, y había comenzado una carrera diplomática para justificar lo injustificable. Hitler había señalado al 26 de agosto como el comienzo del ataque a Polonia. Hasta último momento había pedido demasiado a los diplomáticos británicos, sabiendo que estos y los polacos se negarían a sus reclamos.

Con las divisiones del ejército en marcha, Hitler recibió a las 6 de la tarde del 25 de agosto, dos noticias bastante nefastas. Primero fue una carta de Benito Mussolini, quien le advertía que Italia no podía entrar en guerra sino hasta 1942 (el mismo Hitler había marcado a sus oficiales superiores que la fecha de la guerra sería 1945, cuando su maquinaria bélica estuviera más madura, pero luego no cumplió su promesa; por su parte el Duce puso una excusa similar diciendo que su país no estaba listo todavía). La segunda noticia fue que Inglaterra y Polonia habían acordado firmar un acuerdo de asistencia mutua, lo que hacía imposible el deseo del Führer de que los ingleses no entraran en guerra con Alemania.

Con unas 60 divisiones avanzando hacia la frontera, Hitler dio la orden de detener todo, lo que fue cumplido con mucho esfuerzo por parte de sus oficiales. Sin embargo, al menos una unidad de comandos protagonizó un curioso evento. Enviados a tomar el paso de Jablunka, en un sitio muy escarpado de la frontera que albergaba una estación de radio y un destacamento polaco, aparentemente no recibieron la orden de radio.

La mañana del 26 de agosto, este destacamento de soldados a las órdenes del coronel Albrecht Herzner capturó la población y su estación de trenes. Como su misión era secreta y la orografía aparentemente muy mala, el grupo había salido varios días antes, para hacer coincidir su llegada con la planeada invasión. Las montañas pueden haber contribuido al hecho de que sus superiores no lograran contactarlos por radio. Lo cierto es que los comandos tomaron el destacamento, pero para el mediodía la esperada vanguardia alemana no había aparecido y los 2.000 prisioneros polacos seguían insistiendo en que nada sabían de la guerra entre ambos países. Finalmente, al coronel le llegó la orden de retirarse discretamente. Curiosamente, este asalto no volvió a repetirse el 1º de septiembre, sino recién el 2, y posiblemente tuvo una preparación diferente para no alertar a los ya prevenidos polacos.

Esto no fue más que una muestra de lo que vendría. Las operaciones de comandos para justificar el inicio de la guerra estuvieron a la orden del día pocos días más tarde. Hitler intentó nuevamente lograr concesiones irrealizables por parte de los polacos, fechando en el 1º de septiembre la invasión definitiva.

El día anterior, numerosos grupos de comandos de las SS crearon gran confusión en la frontera. Un hecho en particular sobresale al mostrar la desesperación de Hitler en crear excusas para la imposible agresión polaca.

El primero tuvo lugar a las 20 horas del 31 de agosto en Gleiwitz, una población alemana de la frontera. Alfred Naujocks, un oficial de la SS, dirigió a un pequeño grupo de soldados (aparentemente, 8 o 10, varios de los cuales eran convictos) vestidos con uniformes polacos, a tomar la estación de radio de dicho lugar. Los asaltantes llegaron al lugar y lo capturaron, ejecutando en el momento a un supuesto soldado alemán (en realidad era un prisionero adormecido con drogas y vestido como soldado). Una vez dentro de la estación, un soldado leyó al aire una declaración en polaco, diciendo que es momento de que Alemania y Polonia se enfrenten. Luego, los soldados de las SS hicieron algunos disparos (algunas fuentes dicen que ejecutando a los convictos, que ahora se hicieron pasar por soldados alemanes). Después de esto, huyeron con dirección a la frontera polaca. Los cuerpos quedaron tendidos y listos para ser usados como evidencia por las autoridades alemanas. Todo el poblado ha sido testigo de la agresión, y la noticia corre como reguero de pólvora.

A Naujocks la orden le había llegado el 10 de agosto, pero no fue el único que ejecutó órdenes similares. Estos comandos, aunque aparentaban ser polacos regresando a su lado de la frontera, una vez fuera de vista torcían su recorrido y volvían a bases alemanas.

Al día siguiente, Hitler tenía excusas suficientes como para declamar que esa noche tropas regulares polacas habían atacado Alemania, estipulando que a partir de las 05.45 de la madrugada se había iniciado la confrontación entre ambos países. Este anuncio se hizo a las 10 de la mañana en el Reichstag.

Se tiene por horario oficial de la Segunda Guerra Mundial esa hora, que fue en la cual se comenzó el cañoneo de posiciones polacas. Curiosamente el encargado de esto fue un viejo acorazado escuela de la Gran Guerra, que estaba amarrado en Danzig, el Schleswig-Holstein. Su objetivo eran polvorines polacos en la cima de una colina, a sólo 250 metros de sus bocas de fuego de 280 mm. En realidad, el acorazado aparentemente disparó a las 04.57 (hora local)

Sin embargo es un hecho poco conocido que, 21 minutos antes, una escuadrilla de aviones Stuka despegó de una base de Prusia Oriental. Su objetivo era un puente de hierro sobre el río Vístula, a 8 minutos de vuelo. Allí debían evitar que los polacos, que habían montado un sistema de demolición, lo destruyeran, y para eso debían cortar el alambre que iniciaría las detonaciones. Aunque tuvieron éxito en esta misión (que incluso se adelantó al horario oficial), de poco sirvió porque a las 6.30 los polacos pudieron dinamitar el puente.

Dos días más tarde, el 3 de septiembre de 1939, Inglaterra y Francia le declaraban oficialmente la guerra a Alemania, comenzando así la verdadera guerra mundial.