martes, agosto 21, 2012

Hans-Joachim Marseille: El as del AfrikaKorps

Nació en 1919, de familia berlinesa, pero, como lo indica su apellido, con ascendencia francesa. Su padre había sido, casualmente, piloto de guerra durante el conflicto mundial de 1914-18. No es sorprendente entonces que ya desde joven, Hans-Joachim haya tomado de su padre la pasión por el vuelo.

En 1938, apenas cumplidos los 19 años, se enlistó como voluntario en la Luftwaffe. Y justo a tiempo, porque terminó su entrenamiento en las etapas finales de la Batalla de Inglaterra. En ese momento fue asignado al I/JG27, y logró entrar en combate, con suerte bastante pareja. Se distinguió de sus compañeros por derribar 4 aeronaves enemigas confirmadas, más 3 probables. Sin embargo, en ese período fue derribado 3 veces, saliendo siempre ileso.

Desde ese momento, comenzó a hacerse conocido por sus camaradas como un personaje algo oscuro. A diferencia de otros ases alemanes, que siempre fueron carismáticos y llamativos, como hechos a medida para la propaganda de guerra, Hans-Joachim era más silencioso, cerrado, taciturno. Tenía sus ideas bien definidas sobre la guerra y otros asuntos, y era de carácter difícil. Muchos dicen que fue el as alemán más individualista de todos. Tuvo la fortuna de salir vivo muchas veces, pero también de contar con superiores comprensivos, que comprendían que ese tipo de excentricidades tenían que ser toleradas en un as tan grande, que difícilmente aparece así de la nada.

Cuando terminó la Batalla de Inglaterra, el I/JG27 fue transferido a a Austria (en donde agregó nuevos reclutas), luego a Rumania y más tarde a Bulgaria, para seguir la campaña de los Balcanes. Mientras tanto, Marseille ya era Oberfähnrich (aspirante a oficial).

Pero fue en la primavera de 1941 cuando la fama de Marseille comenzó a florecer. En ese año su escuadrilla fue transferida a los lejanos territorios africanos, un escenario hasta hacía poco impensado para una guerra europea. Allí en el desierto, Marseille forjó su leyenda, logrando convertirse en as supremo de las fuerzas del AfrikaKorps.

Esta fuerza, enviada para ayudar a los italianos a luchar contra los ingleses, era comandada por Rommel. Los duelos aéreos de ese teatro son muchas veces ignorados, pero fueron igual de válidos que los del teatro europeo. Sin duda, la aparición de Marseille en parte los hizo más relevantes para los historiadores.

La primera base del I/JG27 fue Ain-el-Gazala. Se les proveyó a todos con los Bf-109E-4N, en su versión tropicalizada. El grupo comenzó sus operaciones el 18 de abril de 1941.

Marseille obtuvo su primera vistoria menos de una semana después, el 23 de abril. En ese momento abatió un Hurricane de la RAF, y el 28 siguiente logró derribar un Blemheim, seguido rápidamente por dos Hurricane más, el 30 de abril y el 1 de mayo.

En parte estos logros se deben a que el Bf-109E-4N tropicalizado era mejor a todo lo que tuviera la RAF en el aire africano. Era superior en velocidad lineal y en potencia de fuego, y el Hurricane solamente lo superaba en maniobrabilidad. Los P-40, sin embargo, eran netamente inferiores.
Los éxitos del as alemán continuaron llegando. Luego de la batalla de Solum, fue promovido al grado de teniente. En su haber ya tenía 14 victorias confirmadas.

Sin embargo, Marseille no solamente se haría famoso por sus números totales, sino también por la calidad de sus derribos y sus números parciales. El primero de sus «grandes días» fue el 24 de septiembre. Durante la mañana de ese día pudo derribar un Baltimore y 4 Hurricane al mediodía.
Las cosas estaban poniéndose duras para los alemanes, pero eran peores para los pilotos. Se los necesitaba tanto que terminaban agotados. Los siete mese siguientes fueron malos, y el I/JG27 estaba en el extremo. A principio de diciembre de 1941 llegó un grupo nuevo (el II/JG27) para apoyarlo, equipado con los más potentes Bf-109F-2 tropicalizado. Sin embargo, las malas noticias siguieron llegando. Ese mes EE.UU. entró en la guerra, y lo que vendría sería cada vez peor.

En el invierno siguiente, los ingleses llevaron a cabo la famosa Operación Crusader. Ésta dio resultado, obligando a Rommel a tener que hacer largas retiradas. A pesar de eso los intentos por lograr el control de esa parte de África siguieron adelante. El I/JF27, que ahora ya tenía los mismos aviones que el II/JG27, fue llamado a tapar las brechas en el aire.

Terminada la Operación Crusader, Marseille había ya abatido un total de 48 aviones enemigos. Por eso fue condecorado, el 24 de febrero de 1942, con la Cruz de Caballero, y fue luego promovido a Staffel-kapitän (capitán de escuadrilla) en abril de ese año. Se le dio entonces el mando de la 3º escuadrilla del I/JG27, su grupo de siempre, en donde ya era muy conocido y respetado.

Marseille contempla cómo se pinta en su avión
la raya que conmemora su 50º derribo.

Los honores y ascensos no lo hicieron cambiar, y siguió empeñado en dar lo mejor de sí mismo. Volvió al ataque el 3 de junio, abatiendo 6 P-40 del 5º Escuadrón de la Fuerza Aérea Sudafricana. Los pilotos derribados, mal entrenados, se habían cerrado en un círculo defensivo, que teóricamente servía para que cada uno defendiera a los demás. Marseille, muy entrenado y utilizando la mejor maniobrabilidad del Bf-109, logró rápidamente los derribos, y el resto de la formación enemiga se alejó.

Al poco tiempo, Marseille obtuvo su victoria número 91, siendole otorgada la Cruz de Caballero con Hojas de Roble, una de las máximas condecoraciones alemanas. Siguió adelante, alcanzando su victoria número 101 el 17 de junio. Además de la gloria, recibió como premio una licencia, pudiendo viajar a Berlín. Pero también logró que le agregaran las Espadas a su Cruz de Caballero.

Un dato a considerar fue lo bien que le hizo a su salud y estado anímico esta licencia del frente. Su estado físico no era el mejor, ya que cada vez tenía que volar más para mantener a raya a los pilotos aliados, que llegaban en gran número al teatro africano. A veces, los pilotos alemanes eran llamados hasta ocho veces por día, para efectuar misiones de escolta o de intercepción. Para peor, la llegada de refuerzos o de simples reemplazos era cada vez más lejana, estando Alemania superada numéricamente en todos los frentes. Los pilotos estadounidenses a los que los Marseille y sus camaradas enfrentaban, por el contrario, tenían descansos regulares.

Pero eventualmente tiene que volver al frente, y lo hizo en un momento en el que era obvio que el enemigo preparaba un nuevo ataque. Dicen que en los peores momentos, surge lo mejor de cada persona. Marseille hizo que, de los constantes ataques, surgiera su genio como piloto de caza, logrando, en otro de sus «grandes días», un record imbatible.

El 1º de septiembre, escoltando una formación de Stuka, logra abatir en rápida sucesión a tres P-40. Cuando vuela de regreso a la base es atacado por 6 Spitfire qu al parecer fueron atraídos por su avión, el «Amarillo 14», que ya era muy conocido en el área. Ansiosos por abatir a tan formidable enemigo, algunos se descuidan. Marseille espera a que el primer Spitfire esté a apenas 150 metros, hace un viraje repentino y se ubica detrás del último de la formación, derribándolo.

Logra volver a la base, pero dos horas más tarde tiene que escoltar a una nueva formación de Stuka. En ese momento, la formación alemana se enfrenta a una fuerza enemiga de gran importancia: 30 bombarderos y 50 cazas de escolta. De estos últimos, 8 (entre Spitfire y P-40) se lanzan contra los Stuka, lentos objetivos cuyo derribo es casi seguros. Marseille abate rápidamente a tres P-40; los Spitfire se mantienen alejados de los Bf-109. Nuevamente, en el vuelo de regreso, otro ataque, pero esta vez no son ellos los atacados. Hans-Joachim y sus compañeros descubren una formación de P-40 volando por debajo de ellos; están en una posición excelente para ser derribados. El as se lanza en picada, derribando a dos de ellos.

En estas dos misiones, la 3º Staffel de Marseille habían conseguido 12 victorias: de todas ellas, 8 eran de su capitán.

Pero no todo quedaría así. Durante la tarde de ese día, el grupo tuvo que hacer otra escolta a bombarderos Ju-88. Una nueva formación de P-40 intentó interceptarlos, perdiendo 5 aviones en 6 minutos.

Terminado ese día, Marseille había demostrado sin duda alguna su capacidad. Fue un día muy largo y duro, pero había derribado nada menos que 17 aeronaves enemigas. Su record fue solamente superado por una persona, el piloto alemán Emil Lang, que logró derribar 18 aviones en el frente este, en el mismo lapso de tiempo. Sin embargo, algunos dicen que hay que tener en cuenta, en favor de Marseille, que los pilotos ingleses y estadounidenses estaban mejor preparados que los soviéticos.
Gracias a estos días de varias bajas, Hans-Joachim logró subir el 3 de septiembre, su cuenta a 128 enemigos derribados. Por ello le dieron el honor de condecorarlo con la medalla alemana de mayor categoría, la Cruz de Caballero con Hojas de Roble, Espadas y Diamantes. Se convirtió así en uno de los 27 condecorados con ella durante la guerra.

Pero el ocaso de Marseille se aproximaba. El 15 de septiembre ya había subido su número a 150, pero su estado físico una vez más estaba muy deteriorado. El as, al igual que muchos de sus compañeros de armas, no tenía tiempo suficiente de sueño, y sus comidas eran escasas o malas.
Hacia el 26 de septiembre había añadido 8 aviones más a su cuenta. Se convirtió así en el piloto alemán más exitoso del frente oeste, ya que otros pilotos con más aviones derribados habían participado en otros teatros de guerra. Marseille por el contrario derribó todos sus aviones en suelo europeo o africano, dando lugar a este record.

Pero la carrera de este genial piloto de caza terminó antes de finalizar ese fatídico mes de septiembre de 1943. El día 30, no lo sorprendió un as enemigo, ni un novato con suerte, sino un desafortunado accidente.

Una tubería de aceite de su Bf-109 se rompió, rociando el parabrisas y dejándolo a la deriva. Sin poder ver nada hacia afuera de la cabina, advirtió que la temperatura del motor iba en aumento, y dio por perdido su avión. Con lo justo, trató de acercarlo lo más posible a su campo de aterrizaje, y luego se lanzó en paracaídas. Quiso la mala suerte, tentada por su mal estado físico, que al lanzar se golpeara con la deriva de su propio avión, muriendo aparentemente en el instante.

Aquella era su 482º misión de guerra: había derribado un promedio aproximado de un avión cada tres misiones. Era su tercer ciclo rotativo, que no pudo terminar. Sus camaradas lo echaron mucho de menos, y lo recordaron siempre como un verdadero as del aire. Lo sepultaron allí mismo en el desierto.

martes, agosto 07, 2012

Duro de matar: un A-10 casi derribado sobre Bagdad

Los aviones de ataque a tierra suelen ser duros de pelar. El A-10, sin embargo, ha demostrado ser realmente duro de pelar. Basta ver la historia de la capitana Kim Campbell y su Thunderbolt II para comprenderlo cabalmente.

Era abril de 2003 y EEUU estaba invadiendo Irak. Sobre los cielos de Bagdad, varios A-10 estaban realizando misiones de apoyo a tierra, ayudando a los soldados estadounidenses a lidiar con el enemigo.

Uno de esos aviones era el pilotado por la capitana Kim Campbell, del 75º Escuadrón de Cazas, perteneciente a la 332º Ala Aérea Expedicionaria. Recién terminaba de realizar su misión y estaba por volver a la base, cuando fue ferozmente atacada por fuego antiaéreo. Las consecuencias fueron rápidas y directas: el avión se volvió inestable automáticamente. Los instrumentos mostraban una situación muy grave.

...sentí que el avión había sido alcanzado. Fue muy obvio, fue [un ruido] muy fuerte. [...]

Perdí mis hidráulicos instantáneamente, de manera que perdí el control del aparato completamente. Caí hacia la izquierda y apunté hacia el suelo, lo cual fue una sensación muy desagradable sobre Bagdad. El panel de precaución se encendió por completo y el avión no estaba respondiendo a ninguna de mis órdenes.

La capitana intentó diferentes procedimientos para volver a poner el aparato bajo su control, pero ninguno funcionó. En ese momento tuvo la idea de ponerlo en reversión manual, es decir, manejar el aparato sin sistemas hidráulicos, ya que estos habían demostrado que no funcionaban. Luego de esto, la aeronave comenzó a funcionar como debía... o al menos lo suficiente como para no caer rápidamente.

El avión comenzó a ascender, alejándose del suelo, lo cual fue una buena sensación, ya que no quería tener que eyectarme sobre Bagdad.
Otro problema a resolver fue que, como el daño había sido en la parte trasera, ella no podía ver qué tan grave era. En efecto, los proyectiles habían dañado el estabilizador horizontal, la cola y parte de las toberas de los motores. De esta manera, su líder de escuadrón, el teniente coronel Richard Turner, se colocó detrás del avión dañado para poder evaluar la situación. Turner informó que, afortunadamente, el daño no había afectado el tren de aterrizaje ni las superficies de control. El avión, en efecto, estaba volando bastante bien. De esta manera, crecía la esperanza de que pudiera volver a la base y aterrizar sin problemas. Entre ambos comenzaron a charlar para determinar el mejor camino para lograr esto. Turner le informó que, básicamente, tenía dos opciones. Luego de volar hacia un área segura, podía tanto eyectarse como tratar de aterrizar. Pero esa decisión tenía que tomarla ella como piloto del avión, y nadie más.

No podría haber pedido un mejor líder de vuelo. Fue muy directo cuando tuvo que serlo, porque todo lo que podía hacer era concentrarme en volar el aparato. Luego, cuando salimos del áerea de Bagdad, él comenzó a recorrer todas las listas de chequeo, todas las posibilidades, todas las cosas que debía tener en cuenta. [...]

Podía tratar de aterrizar un avión dañado, o podía eyectarme... lo cual no tenía ningún interés en hacer, pero sabía que era algo que tenía que considerar. Pero el avión funcionó como era esperado y esto es un tributo a nuestro servicio de mantenimiento y a los muchachos que trabajan en el avión. Es bueno cuando las cosas salen como se las espera.
Teniendo en cuenta esto, la capitana Campbell decidió aterrizar. No tuvo ningún problema y pudo hacerlo como siempre. El único inconveniente que surgió fueron los frenos, y cómo detener el avión en la pista.

Cuando pierdes todos los hidráulicos, no tienes frenos de velocidad, no tienes frenos y no tienes el control de dirección. [...]

Creo que todos pensamos que somos invencibles y que eso no va a pasarnos a nosotros. No me habían disparado nunca antes, en ninguna de nuestras misiones previas. Esta fue la primera. Gracias a Dios por el Warthog, porque soportó cierto daño pero me trajo a casa.
No hay duda de que el fuego era preciso;
la rociada de balas cortó virtualmente al fuselaje en dos.

Tal vez uno de los daños más vistosos fue la pérdida de parte del borde
de ataque del ala. Detrás de la piel de metal pueden verse los
componentes del avión.


Como puede verse, hasta las toberas fueron alcanzadas.
Se trata aparentemente de fuego de escaso calibre,
pero en una proporción tan grande que, de tratarse de otro
tipo de aparato, hubiera podido derribarlo.


Casi una década antes, el A-10 ya había demostrado su
capacidad de recibir un daño tremendo. Bajo el sol penetrante del desierto,
este aparato ha regresado de una misión en la Segunda Guerra del Golfo
con un gran trozo de ala menos.

viernes, agosto 03, 2012

Renovación total

Durante casi dos años este blog, así como su sitio madre, Casus Belli, permaneció casi cerrado. La razón principal fue que había conseguido un trabajo de tiempo completo, el cual me consumía casi todo el tiempo libre durante el día. Tenía que mantener, además, ciertas actividades personales que me quitaban lo poco que quedaba. No me sentía con ganas de continuar.

Luego, gracias a un cambio de horarios y otras cuestiones laborales, pude comenzar una segunda carrera de grado. Hace poco me recibí y además dejé mi trabajo, mientras busco uno que se adapte más a mi profesión y a mis intereses personales.

Ahora la escritura y esta iniciativa han vuelto a ser una prioridad, de manera que reinauguro el blog y el sitio. Va a resultar también una reorganización, ya que cierto material del segundo pasará al primero, y se crearán varias categorías nuevas. La idea es publicar al menos una entrada y artículo mensual en ambos.

Por ahora, el sitio ya ha sido actualizado dos veces: en Julio con una ampliación y actualización del artículo sobre el Su-47 Berkut, y en Agosto con un nuevo artículo sobre el programa armas OICW, incluyendo al XM29, XM8 y XM25.

Espero que todo esto les sea de interés y sigue invitados a seguir visitando el blog y el sitio.