jueves, enero 31, 2013

La primicia prohibida

Ser corresponsal de guerra es, sin duda, una de las profesiones civiles más arriesgadas del mundo. Incluso detrás de las líneas amigas, uno puede verse enredado en contraofensivas, bombardeos, o tener que correr riesgos para conseguir alguna historia que las autoridades no quieren que se haga pública.

Muchas veces estas noticias son justamente las más jugosas, o se convierten en importantes porque plantean dilemas morales. ¿Debe el periodista aceptar la censura militar sobre su trabajo, incluso cuando puede salvar vidas y no existe una buena razón para dicha censura? ¿Debe faltar a su palabra o traicionar su profesión y valores personales?

Esta fue la pregunta que golpeó al periodista estadounidense Ed Kennedy, a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando se encontró con la mayor noticia del momento: el final de la masacre.

Kennedy era corresponsal de Associated Press, una de las agencias de noticias más conocidas y grandes del mundo. Como tal, había recorrido casi toda Europa, y su buen trabajo le había ganado diferentes ascensos. Para 1945, era jefe de su sección en este continente.

Esto le valió un enorme honor y privilegio profesional, que sería justamente lo que lo puso en la disyuntiva. Luego de la captura de Berlín por parte de los soviéticos y del suicidio de Hitler y otros altos funcionarios nazis, los jefes aliados se pusieron a discutir los términos de la rendición con los militares alemanes que quedaron al mando. Las negociaciones eran secretas y muy complejas; la guerra siguió por algunos días, reclamando vidas de manera innecesaria.

Finalmente se acordó una última reunión para la firma de la rendición. Los papeles se firmaron el 7 de mayo de 1945, a las 2.41 de la madrugada, en los cuarteles generales aliados en Reims, Francia. Previamente, Kennedy, junto con 16 colegas, fueron reunidos rápidamente y embarcados en un C-47. El nivel de secreto era tan grande, que solamente se les dijo cuál era la noticia que iban a cubrir una vez estuvieron en el aire.

Una de las fotografías del acto de rendición alemana
más conocidas: el general Alfred Jodl firma la
capitulación en Reims.
Una vez terminada la ceremonia, sin embargo, se les comunicó que la persona que los había invitado, el comandante en jefe de las fuerzas aliadas, Dwight D. Eisenhower, solicitaba que la noticia se mantuviera en secreto durante 36 horas. No era raro que se pidieran algunas horas para permitir que se llevaran a cabo algunas actividades extra, pero este embargo a la información era poco común y enojó a los periodista. La razón era sencilla: Stalin quería realizar una celebración en el Berlín recientemente ocupado el día 9 de mayo.

A pesar del enojo de todos los periodistas presentes, estos se mantuvieron fieles a lo acordado. Kennedy, sin embargo, hizo algo más. Al regresar a París se enteró que una radio en la Alemania ocupada por fuerzas aliadas había dado a conocer la noticia. El periodista, conociendo las condiciones de su trabajo, supuso que esa radio solamente podría haber trasmitido la primicia bajo órdenes de algún alto mando, lo cual invalidaba de alguna manera el embargo que le habían dado a él. Ya no tenía sentido mantenerse callado.

Por otra parte, le parecía que durante esas 36 horas podían morir muchas personas, que estarían perdiendo sus vidas inútilmente cuando en realidad tendrían que estar celebrando el fin de la pesadilla.

Debido a esto, Kennedy llamó a las oficinas de AP en Londres y dictó por teléfono 200 palabras que relataban la rendición alemana y anunciaban el final de la guerra. Desconociendo el embargo, sus jefes dieron a conocer la noticia el día 7, conociéndose en Francia hacia mediados de la tarde.

Sin embargo, no fue Kennedy el único que se salió de la fila. La importancia de la noticia y muchos aspectos históricos hicieron que fuera difícil de mantenerla en secreto. Esta extraña situación hizo que la Segunda Guerra Mundial tuviera un cierre formal poco común y algo confuso. Así como tuvo un comienzo varias veces repetido en falso, ahora, según el país en el cual uno viviera, se enteró en diferentes días y horarios. La rendición fue oficialmente comunicada en Alemania por el Ministro de Relaciones Exteriores en las primeras horas del 7 de mayo, en Inglaterra por Winston Churchill el 8 de mayo y por Stalin el 9 en la famosa celebración de Berlín. Sin embargo, el cese formal de las hostilidades se estableció para las 23.01 del 8 de mayo.


"Lo haría de nuevo"
Las repercusiones no se hicieron esperar. A Kennedy le quitaron el permiso para trabajar en Europa y AP, si bien lo mantuvo como empleado y le pagó hasta el mes de noviembre, no le dio trabajo. Sus jefes posiblemente estaban confundidos y no sabían como proceder ante el hecho, debido a sus credenciales y experiencia, pero terminaron despidiéndolo en ese mes. Incluso algunos medios prestigiosos hablaron mal de él a causa de haber quebrado su acuerdo.

Tres años más tarde, Kennedy publicó un artículo que tituló "Lo haría de nuevo". El periodista había recibido muchas veces órdenes de no publicar ciertas noticias hasta determinada hora, y había respetado esos embargos. Sin embargo, lo hizo porque sabía que respondían a secretos militares y que de otra manera traicionaría a las tropas en el frente. En esta oportunidad, sin embargo, él consideró que el embargo tenía una razón simplemente política: darle tiempo a Stalin para que organizara una celebración en el Berlín recientemente ocupado. Mientras tanto, muchos soldados morirían en el frente, luchando una guerra terminada.

Curiosamente, los militares aliados reconocieron algunos meses después, que el mensaje radial que Kennedy escuchó (y que fue emitido desde Flensburgo) fue hecho bajo órdenes aliadas, pero dijeron que tuvo lugar dos horas después de que el periodista enviara la noticia a sus superiores.

Según la hija de Kennedy, su padre odió a sus superiores, a pesar de lo cual siguió adelante en su carrera periodística antes de morir en un accidente de tránsito. Coincidentemente con la publicación de sus memorias, en 2012, AP decidió oficialmente disculparse por haber despedido a Kennedy, cerrando de alguna manera esta curiosa historia en la que el deber humano y el profesional fueron de la mano.

martes, enero 22, 2013

Primeras novedades del año

Como había dejado expresado, estoy subiendo material que había quedado pendiente del monográfico sobre superartillería. En este caso es un artículo breve sobre el Little David, el mayor mortero de la historia.

Los invito a pasar y verlo. Para el mes que viene espero poder subir otro más sobre artillería, y luego comenzaría a cumplir lo planteado en la encuesta. Que lo disfruten.

jueves, enero 17, 2013

Un vuelo meritorio

Existe una frase que dice: "los pilotos de caza hacen películas; los pilotos de bombarderos hacen historia". Sin desmerecer a ninguno, lo cierto es que muchas veces los primeros son más conocidos, mientras los segundos quedan relegados y se desconocen sus hazañas y logros.

Uno de estos vuelos casi milagrosos, y poco conocidos, es el que protagonizó la tripulación del Stinger 883 en la Guerra de Vietnam.

Los Stinger eran aviones cañoneros: transportes desarmados que eram cargados hasta lo imposible con sensores, blindaje, armamento y municiones. Estaban erizados de cañones de todos los calibres, y su misión era la destrucción de objetivos móviles: principalmente oleadas de infantería que atacaba bases aliadas y camiones utilizados por el Vietcong para transportar pertrechos de guerra, personal y otros elementos desde sus santuarios fuera de Vietnam (en países fronterizos neutrales) hasta el frente.

El AC-119K Stinger era un curioso avión, como todos
los cañoneros, impulsado por dos motores a
turbohélice y dos a reacción, para darles la potencia
necesaria para levantar y mover toneladas de blindaje,
cañones, munición y sensores.
No es de extrañar entonces que muchos de estos extraños aviones fueran utilizados en secreto sobre países que no entraban dentro de la guerra, como Laos. El principal objetivo era la llamada Ruta Ho Chi Ming, una verdadera carretera bajo la jungla, atestada de puestos de artillería antiaérea, señuelos y todo tipo de peligros.

El vuelo en cuestión ocurrió en la noche del 8 de mayo de 1970, y se ha convertido en una anécdota no muy conocida. El Stinger 883 estaba operando sobre Ban Ban, en Laos, descubriendo y destruyendo dos camiones en un camino seriamente defendido por la artillería antiaérea. Los capitanes James Russel y Ronald Jones, que operaban los sensores, descubrieron a tres blancos más y entonces el avión se volvió a posicionar para el ataque, con tan mala suerte que instantáneamente seis posiciones enemigas abrieron fuego simultáneamente, extendiendo una barrera de fuego muy difícil de superar.

El copiloto, capitán Bren O’Brien, dejó lugar para que la escolta atacara, descargando los F-4 sus bombas mientras el cañonero circulaba por la zona. Entre el fuego antiaéreo, el capitán Milacek, el piloto, recomenzó el ataque y destruyó otro camión.

Todo parecía estar bien, pero a las 1 de la madrugada, después de pasar dos horas de vuelo de misión, los proyectiles enemigos impactaron el ala derecha. El avión comenzó a caer hacia ese lado, mientras el piloto anunciaba su casi segura caída por la radio. Inmediatamente le dio la orden al sargento Adolfo López Jr., que era el operador de iluminación, que arrojara el lanzador de bengalas para aligerar el aparato. El capitán Milacek instruyó a todos para que se prepararan para saltar en cualquier momento.

La situación era totalmente desesperada: el cañonero perdió altitud a razón de unos 300 metros en pocos segundos, y no tenía mucho margen adicional. El piloto y el copiloto unieron fuerzas para mantenerlo estabilizado, utilizando toda la potencia de los motores derechos y exigiendo lo máximo de las superficies de control izquierdas. Con muchos problemas lograron hacerlo. Por si fuera poco, de los motores salían llamaradas de casi un metro de longitud, que señalaban a los artilleros enemigos donde disparar. De esta manera comenzaron a dirigirse a territorio amigo. El navegador, capitán Roger Clancy, anunció que, aunque la dirección era la correcta, no tenían suficiente altitud como para sortear una serie de montañas que estaban en el camino. ¿Había algo más que pudiera salir mal? Sí. La tripulación descubrió que el consumo de combustible dejaría secos los depósitos antes de llegar a la base.

El Stinger 21 parecía ya una nave condenada; sin embargo todos continuaron dando lo mejor de sí. Cualquier cosa innecesaria fue arrojado por la borda, logrando que el avión lentamente llegara a los 3.300 metros de altura. El ingeniero de vuelo, Albert Nash, anunció entonces que el consumo de combustible había descendido lo suficiente como para poder regresar.

Así quedó el 883 luego de su encuentro con el enemigo y
el milagroso aterrizaje. Fotografía de AC-119 Gunships.
Al acercarse a la zona de aterrizaje, el piloto chequeó cuidadosamente todos los intrumentos, asegurándose de que éstos le dieran el control suficiente como para lograr un descenso seguro. Sin embargo, sin saber exactamente cuales eran los daños del ala, decidió hacer un aterrizaje sin flaps, tocando tierra a una velocidad mayor a la usual (150 nudos en lugar de 117). Todo fue bien y nadie salió herido.

Cuando la tripulación salió del aparato, descubrieron que un tercio del ala derecha (que comprendía una sección de poco más de cuatro metros) había sido arrancada por la artillería antiaérea. El avión era casi imposible de volar en esas circunstancias; sin embargo, ellos lo habían logrado. Debido a esto, la tripulación del Stinger 883 ganó el Trofeo Mackay 1970 por «el vuelo más meritorio del año».

jueves, enero 03, 2013

Resultados de la encuesta

¡Estuvo reñida! La encuesta sobre los artículos que ustedes más desean para 2013 fue un éxito, al menos para mis standares, así que estoy muy contento.

Como digo, fue una encuesta reñida, ya que en los últimos días había empates entre aviones y armas de fuego, la cosa fue escalando de a poco y los resultados me sorprendieron un poco. Se peleó hasta último minuto.

Como pueden ver aquí, los resultados son (sobre un total de 23 votos, el porcentaje es con respecto al total, por eso suma más de 100%):
  1. Aviones: 9 votos (39%)
  2. Armas de fuego: 8 votos (34%)
  3. Helicópteros: 7 votos (30%)
  4. Tanques: 5 votos (21%)
  5. Buques: 4 votos (17%)
Así que ahí tienen. La idea es que la gran mayoría, sino todos, los artículos serán entonces sobre aviones y armas de fuego, aunque trataré de colar alguno sobre helicópteros (sobre todo porque no hay demasiados en el sitio). Ya tengo en mente varios candidatos, así que por eso no hay que preocuparse.

Hago, sin embargo, una salvedad. Tengo una deuda pendiente de 2012: terminar el monográfico sobre superartillería. Faltan varios cañones imprescindibles y no quiero dejarlo colgado, así que es posible que en los primeros meses de 2013 vaya subiendo estos artículos atrasados para luego ir agregando los que corresponden a la encuesta.

Los dejo con los números y el primer fin de semana del año. En estos días voy a ir cargando nuevo material en este blog, así que atentos.