jueves, febrero 28, 2013

"Jack" Churchill, el oficial adecuadamente armado

Los británicos son mundialmente conocidos por sus personajes flemáticos, tranquilos ante todo peligro, y a veces, en apariencia, demasiado emocionalmente esquivos. Esta fama, personificada en ciertos oficiales militares, los ha hecho también muy conocidos por sus soldados excéntricos y aparentemente desquiciados.

Uno de ellos es bastante conocido: el Teniente Coronel John Malcolm Thorpe Fleming Churchill. Los apodos de "Jack" Churchill ya lo decían todo. Lo llamaban "Fighting Jack" (Jack el luchador) o "Mad Jack" (Loco Jack). Una de sus frases más famosas da otra muestra de su particular estilo: "cualquier oficial que entra en acción sin su espada no está adecuadamente armado". No es raro que este Churchill haya ganado gran fama debido a su coraje y a la poco ortodoxa forma que tenía de encarar los combates durante una guerra moderna.

Jack Churchill participando del
Campeonato Mundial de
Arquería en Oslo, en agosto
de 1939, apenas días antes del
comienzo de la Segunda Guerra
Mundial.
Como muchos británicos, Churchill tuvo una vida que lo llevó por gran parte del mundo, sirviendo al Imperio. Nació en Hong Kong, estudió en Inglaterra y luego fue destinado a un regimiento en Birmania. Con 30 años, en 1936 dejó el ejército y terminó trabajando como editor en un periódico. Pero nuevamente esto no era suficiente. En 1939 se dio el gusto de representar a su país en el Campeonato Mundial de Arquería que tuvo lugar en Oslo.

Pero entonces todo cambió. Como muchos ingleses, Churchill tuvo que regresar a las armas a pocos días de la invasión de Polonia, cuando Inglaterra le declaró la guerra a Alemania. En mayo de 1940, sirviendo nuevamente en el Regimiento Manchester, ahora en Francia, Churchill comenzó su larga carrera de exóticas andanzas militares. Al emboscar una patrulla alemana, Mad Jack dio la orden de atacar matando al sargento enemigo que lideraba la patrulla... con una flecha. La hazaña no solamente le dio una ventaja sorpresa a su unidad, sino que además lo dejó acreditado como el único soldado británico que mató a un enemigo con arco y flecha en todo este conflicto bélico.

Fighting Jack no era un soldado común. Es por eso que luego de la retirada de Francia, se presentó voluntario para pertenecer a los comandos, un nuevo tipo de unidad de combate que los británicos estaban formando.

Obviamente, en esta nueva posición, su capacidad para asombrar a propios y enemigos se incrementaría. En una operación de comandos en Noruega, el 27 de diciembre de 1941, Churchill saltó de la lancha de desembarco apenas bajaron las rampas. Su primera acción fue tocar una tonada en su gaita, para luego comenzar a tirar granadas y encontrar en combate haciendo muestra de gran valor y coraje. Por esta acción y otras anteriores fue condecorado con la Cruz y Barra Militares.

Una de sus siguientes anécdotas nos traslada a Italia, en julio de 1943. Al liderar el desembarco de un puñado de comandos en Catania, Sicilia, lo hizo cargando su tradicional espada ancha escocesa en su cinturón, un arco largo y flechas al cuello y su gaita bajo el brazo.

Repitió su acción poco tiempo después, en Salerno, momento en el que se ganó nuevamente gran admiración de sus superiores. Su misión y la de un puñado de comandos a su mando era tomar un puesto de observación alemán fuera del pueblo de La Molina, el cual controlaba un paso que llevaba a la cabeza de playa de Salerno. No sólo atacó el puesto y lo capturó, sino que además se infiltró en el poblado, tomó a 42 soldados alemanes como prisioneros y logró regresar con ellos. Sobre la hazaña táctica, solamente comentó que fue "una imagen de las Guerras Napoleónicas": había obligado a los prisioneros alemanes a cargar a los heridos en carritos. Por esta acción recibió la Orden al Servicio Distinguido.

1944 lo llevó a Yugoslavia, e indirectamente a toda una serie de nuevas hazañas. Inglaterra deseaba apoyar a los partisanos de Tito. En mayo de este año, a los comandos liderados por Mad Jack se les ordenó atacar la isla de Brač, entonces en poder de los alemanes. Para eso contaba con la ayuda de 1.500 partisanos yugoslavos.

En el extremo derecho de la fotografía podemos ver a Mad Jack
liderando un ejercicio de entrenamiento. Ni en esos momentos
dejaba de lado sus costumbres: la delgada línea blanca a la altura
de su rodilla es la espada ancha que siempre lo acompañaba en combate.
Sin embargo, estas tropas probaron ser poco confiables. Aunque el desembarco no planteó problemas, la férrea determinación de las tropas alemanas hizo que los partisanos decidieran posponer el ataque hasta el día siguiente. Churchill, sin embargo, confiado en él y sus comandos, atacó de todas maneras, sólo para ser detenido por fuego amigo desde un Spitfire, que los había confundido. Para su descontento, tuvo que imitar a los partisanos.

Pero al día siguiente estos tampoco quisieron movilizarse, así que Mad Jack dividió a sus escasas tropas para realizar ataques desde ambos flancos. Solamente él y seis comandos más lograron llegar al objetivo, acosados por los proyectiles de mortero. Rápidamente las explosiones mataron o hirieron a todos menos a Mad Jack, quien a esta altura parecía tener "inmunidad de libreto". Fiel a su estilo, lideraba el ataque tocando una canción tradicional en su gaita, hasta que una explosión lo dejó inconciente. Fue capturado, enviado primero a Berlín para interrogarlo y finalmente asignado al campo de concentración de Sachsenhausen.

Pero Mad Jack era un hueso duro de roer. Al poco tiempo, él y un oficial de la RAF intentaron fugarse, arrastrándose debajo de la alambrada, aprovechando un desagüe abandonado. Intentaron llegar caminando a la costa del Báltico, pero fueron nuevamente capturados a pocos kilómetros del mar.

Tuvo que permanecer en cautiverio varios meses más, hasta que en abril de 1945, junto con otros prisioneros problemáticos para los alemanes, fue transferido al Tirol, bajo escolta de unidades de las SS. Es necesario recordar que mucho tiempo atrás, Hitler había dado órdenes de ejecutar a los comandos, ya que los consideraba soldados que no cumplían con las normas de la guerra. Sin embargo estas órdenes muchas veces no habían sido cumplidas por los oficiales al mando, y algunos temían que al ejecutar a los comandos los ingleses pudieran desquitarse con los prisioneros alemanes.

Ciertamente el ser trasladados más lejos del frente, cuando la guerra se estaba terminando, y ser escoltados por las SS no era una buena señal. Una delegación de prisioneros se las arregló para contactarse con oficiales alemanes del ejército, y comentarle sus temores. Los oficiales del ejército, reconociendo en esto un acto de cobardía y de violación a las leyes de la guerra, se movilizaron para proteger a los prisioneros. Los soldados de las SS, superados en número, se marcharon, dejando a los ingleses a cargo de las tropas regulares

Terminada la guerra en Europa, Chuchill no se quedó sentado. Fue destinado a Birmania, donde los japoneses todavía estaban luchando contra los ingleses. Sin embargo, para cuando llegó a India, las bombas atómicas habían sellado el final de la guerra en Asia.

Jack Churchill tuvo una frase típica de él para tan "desafortunado" y sorpresivo final: "si no fuera por esos malditos yankis, hubiéramos mantenido la guerra andando por otros diez años".


Mad Jack murió en 1996, poco antes de cumplir 90 años, y luego de convertirse en toda una leyenda gracias a su arrojo y su coraje excéntrico.

jueves, febrero 14, 2013

Desertando por amor

En el curso de la historia, han existido muchas deserciones históricamente importantes. Cada una tuvo sus motivos: militares que no comulgaban con su gobierno, espías revelando su verdadera lealtad, dinero, venganza, no querer obedecer una orden, etc.

En las últimas décadas, se sumó un motivo y un método: llevarse consigo un avión para usar como argumento para convencer al antiguo enemigo, pudiendo además entregarse en naciones que están muy lejos de las fronteras nacionales como para poder llegar de otra manera.

Una de estas historias tuvo lugar el 11 de febrero de 1981. En esta fecha, un piloto libio despegó en su MiG-23, pero en vez de realizar la misión encomendada, se dirigió a la isla de Creta, parte de Grecia. Pero una vez que dejó en claro que quería desertar, no adujo un propósito político de ningún tipo (recordemos que por entonces Libia era gobernada por una dictadura). La única razón por la que había arriesgado su vida y reputación era reencontrarse con una muchacha griega que había conocido años antes, mientras estudiaba en este país. Su propósito último era casarse con ella.

Se le concedió al piloto asilo en Grecia. Casualmente, o tal vez no tanto, la aeronave le fue devuelta a Libia tres días después, el 14 de febrero, día de los enamorados.