viernes, junio 19, 2015

Cuando la población no apoya una guerra

Muchas guerra han sido impopulares. Pero la falta de apoyo popular a la Guerra de Indochina (1945-54, en lo que luego sería Vietnam, Laos y Camboya) fue total y absoluto. Francia deseaba mantener sus intereses coloniales en la zona luego del término de la Segunda Guerra Mundial, pero un movimiento independentista de corte comunista comenzó a resistir activamente sus actividades.

Terminado un conflicto bélico tan grande y con el país en un proceso de reconstrucción, la población francesa no quería involucrarse en un conflicto tan alejado. La impopularidad de la guerra fue tan grande que cualquier político o funcionario que dispusiera de elementos o dinero para enviar a Asia era presionado. El público simplemente no quería que su dinero fuera usado para la guerra.

Esto planteó todo tipo de problemas para las fuerzas armadas, principalmente de abstecimiento y logística. Ninguno de los gobiernos que pasaron por esos años pudo comprar material nuevo ni mejorar el existente, ni siquiera aspirar a comprar material anticuado por vías públicas. Es por eso que el equipo era tremendamente heterogéneo. En los primeros años de la guerra, coexistían materiales franceses, británicos, estadounidense, alemanes e incluso japoneses, de la época de la ocupación durante la Segunda Guerra Mundial. Las armas de infantería tenían calibres tan diversos como 8 mm, 7,5 mm, 7,65 mm, 7,7 mm, 9 mm, 7,62 mm de varios modelos, etc., lo cual hacía de la logística un infierno.

Un sargento de un batallón de élite, que debería tener entregas prioritarias de equipo, contó que en marzo de 1949 su pelotón de 10 hombres tenía una ametralladora FM.24/29 de 7,5 mm, un subfusil MAS.38 de 7,65 mm; había otros cuatro que se habían estropeado días antes, al igual que otros cuatro MAS.36/CR.39 de 7,5 mm. El resto del pelotón tenía fusiles semiautomáticos Berthier M1907/15 de 8 mm (que eran armas de la Primera Guerra Mundial), pero como no tenían sus peines de tres disparos solamente se los podía disparar tiro a tiro. Al año siguiente la cosa mejoró, al menos en parte: recibieron excelentes subfusiles alemanes capturados, MP.40 de 9 mm, pero con el inconveniente de que les suministraron munición británica (esta combinación de munición y subfusil causaba disparos accidentales y atascamientos). En contraste, sus armas de apoyo no habían mejorado nada: eran ametralladora Reibel M1931A de 7,62 mm que habían sido desmontadas de la Línea Maginot y montadas en trípodes: no eran muy útiles como armas de infantería debido a su edad y a su peso.

En el aire, la cosa también era complicada. Se utilizaban viejos Junkers Ju-52 alemanes para transporte, aviones de enlace y observación Fieseler Storch, e incluso cazas japoneses capturados, al igual que aviones C-47 Dakota y varios otros modelos británicos y estadounidenses como el Hellcat, el Corsair y el Spitfire. EEUU llegó al extremo de prestarle a Francia un portaaviones ligero, el USS Belleau Wood, como forma de paliar su escaso poderío aeronaval.


Lo curioso es que los miembros del Vietminh, la guerrilla enemiga de las fuerzas francesas, tenía una mezcla similar de equipo: además de las armas francesas capturadas, utilizaban ciertas cantidades de PPsh41 (fabricados en China), PPsh43, subfusiles estadounidenses Thompson y británicos Sten, además de ametralladoras Z.27 checas, DP soviéticas, BAR estadounidenses y Bren británicas.

La impopularidad de la guerra en Francia era tan grande, que ni siquiera se salvaban los mismos soldados. Hasta los esfuerzos sanitarios por mejorar la salud de los heridos eran boicoteados activamente: si se solicitaban dadores de sangre públicamente, se debía aclarar que esa sangre no sería utilizada en el frente de batalla, porque de otra manera la campaña fracasaba. En la misma línea, los primeros helicópteros de evacuación sanitaria usados en el conflicto, dos Hiller 360, fueron adquiridos "a escondidas" por el departamento de Salud Pública, directamente en el mercado civil, para evitar que la compra por vía militar fuera conocida y criticada.

Cuando Francia perdió la guerra, en 1954, la región siguió siendo un hervidero de problemas para muchos países capitalistas, gracias a la fuerte penetración del comunismo. No pasaría otra década antes de que un nuevo poder, EEUU, comenzara a operar en la zona, dando lugar a una nueva e impopular guerra, que también sería perdida.

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